La infidelidad se vive como la peor traición de la pareja y se piensa que el infiel es el culpable de un grave daño a la relación de pareja, ya que, se supone que en la relación de pareja se tiene todo lo que necesita para vivir bien.
Generalmente se piensa que la infidelidad se relaciona con encuentros sexuales extra pareja.
Generalmente se piensa que la infidelidad se relaciona con encuentros sexuales extra pareja.
El problema surge cuando nos damos cuenta que los seres humanos en ocasiones pedimos cosas opuestas a lo que se esperaba, sobre todo en aspectos relacionados con la pasión y el amor.
La pasión que en ocasiones se desaparece o cambia y el amor que se desvanece cuando la rutina y la monotonía van llenando a la pareja de obligaciones, decepciones, mala comunicación...
La pasión que en ocasiones se desaparece o cambia y el amor que se desvanece cuando la rutina y la monotonía van llenando a la pareja de obligaciones, decepciones, mala comunicación...
Pero la infidelidad no es sólo cuando las relaciones extra conyugales son de tipo sexual, sino también de tipo afectivo.
Cuando se establece una relación amoroso con otra persona, se supone que ya se ha establecido un acuerdo tanto sexual como emocional el uno para el otro en exclusividad, pero hasta los mejores contratos son irrespetados...
Siempre vemos como algo terrible e imperdonable el tema de la infidelidad, ésto debido a la educación que tenemos desde niños, la cuál dicta que la monogamia es el tipo de relación que tenemos que vivir.
No es tan fácil definir que provoca la infidelidad porque depende de varios factores, actitudes o situaciones por las que pasa él o la infiel.
Uno de los factores puede ser, el momento de escoger la pareja, no todas la eligen libremente, el ambiente laboral, posición socioeconómica o presión familiar dificultan la toma de estas decisiones.
Por ellos, debes procurar no sólo que tu pareja complazca tus necesidades sino tú esmérate por complacer las del otro, tener una muy buene comunicación, y tratar de no caer en la monotonía, porque esa situación apaga hasta la llama más candente...